Casa cósmica talamanqueña – 2012

Los Bribrís y Cabécares pueblos indígenas de mi país, conciben el universo como una gran casa cónica, constituyendo el cielo (la bóveda celeste) el techo de dicha casa. La forma cónica fue dada por Sibö al cubrir y techar la gran casa universal. Imaginariamente, esta casa se prolonga subterráneamente en forma invertida, donde existen otros mundos habitados por otros seres. En el nadir se halla el mundo de Surá, según algunas versiones. Su concepción es entonces un modelo bicónico, donde el universo está concebido como formado de dos casas de tipo cónico opuestas y con una base común, una superior y otra inferior, y cada una dividida en cuatro capas, niveles o «planetas» que integran el espacio con el tiempo. El Nopatkuo equivale a este universo dividido en ocho espacios u ocho tiempos, donde los indígenas se encuentran en el centro de la base común de ambos conos.

La casa cónica Bribrí (U-suré) tiene en su cúspide una vasija vieja de barro, la cual viene a ser una cabeza simbólica (masculina). Se piensa que la casa homóloga subterránea, dominio de Surá, tiene también en su cúspide otra vasija de barro o cabeza simbólica (femenina). El eje central sería la unión entre ambas. Se tiene entonces, que la casa es la unión de lo masculino y lo femenino, de Sibö y Surá, del cielo y la tierra (incluyendo lo subterráneo), del sol y la luna (lo claro y lo oscuro) y de una serie de ideas complementarias.

Se puede decir que hay un «Principio de oposiciones complementarias»: cada fenómeno u objeto tiene su parte opuesta invisible pero esencial. Esto lleva a la cosmovisión talamanqueña, donde el Universo es la gran casa cónica de Sibö con su complemento subterráneo. En la cosmovisión talamanqueña está también implícito un “principio de autosimilitud”: existe simetría bajo la escala, o sea, el hecho de que cada pieza es geométricamente similar al todo. En este sentido se tiene que el universo es similar a la montaña, ésta al «templo», éste a la casa y ésta al hombre. Se podría incluso hablar de una estructura «fractal». Se debe tener presente que la vivienda de Sibit (el Cosmos) es entonces «el gran huevo cósmico», un lugar de protección, un «útero materno».